Tengas la edad que tengas, si te duelen las rodillas debes
preocuparte. Puede que no se trate ni del hueso ni del músculo, sino
más bien de las articulaciones que conectan los huesos de la rótula. En
cualquier caso, tu cuerpo te está mandando un mensaje. Algo está
sucediendo con tu salud, y se refleja en esa zona concreta. Las pastillas
para el dolor de cabeza, dejar de ir al gimnasio y evitar las
escaleras no son la solución correcta. Aunque estas estrategias
pueden ocultar el dolor o lo disminuirlo, solo funcionan de forma temporal.
Una vez que intentes volver a la normalidad va a seguirse
manifestando el dolor en tus rodillas.
Si las rodillas hablaran, te dirían estas cosas:
1. ¡No subas las escaleras!
Cuando tus rodillas te piden esto a gritos es porque tienes
un gran dolor. Si te duelen al subir escaleras, pueden estar
desgastadas por el uso.
Otras causas del dolor son:
- Los
defectos congénitos
- Traumas
- Trastornos
metabólicos
El dolor de rodillas al subir las escaleras puede ser señal
temprana de una enfermedad llamada osteoartritis de rodilla, que afecta
principalmente al cartílago.
La osteoartritis es articular crónica. Esto significa que el
dolor puede durar mucho tiempo en las articulaciones. También se
manifiesta con hinchazón, calor y limitación de movimientos.
Para evitar que esta enfermedad se haga progresiva, es
importante no hacer movimientos excesivos ni repetitivos.
Las razones por las que podría desarrollar esta dolencia,
son:
- La
edad: La osteoartritis se presenta frecuentemente en las personas de
mediana edad y puede afectar a las mayores.
- La
herencia: Entre las características hereditarias, están las piernas
arqueadas y las rodillas juntas.
- El
peso: La obesidad hará que las articulaciones de tus rodillas tengan que
soportar mayor peso.
- Las
lesiones: Una lesión deportiva, por ejemplo, es un posible factor causante
de osteoartritis en el futuro.
- El
uso excesivo: Como arrodillarse o agacharse, levantar objetos pesados y
caminar como parte de tu trabajo.
2. ¿Sentiste ese chasquido?
Cuando la rótula hace un pequeño crac puede
que haya ocurrido un desgarro de menisco. Se trata de una lesión deportiva
habitual en los deportes de contacto, como el rugby y el fútbol americano.
Cuando el deportista padece esta dislocación, la rodilla
deja de funcionar correctamente y tal vez deba someterse a una operación para
solucionar la dificultad.
Los meniscos son dos discos cartilaginosos que tienen forma
de C. Están ubicados entre el fémur (el hueso del muslo), la tibia
(pantorrilla) y la rótula (el hueso central redondeado de la rodilla).
Los meniscos ayudan a mantener estable la rodilla. Son
los que amortiguan los impactos que reciben los huesos.
Si tienes un desgarro de menisco es necesario
inmovilizar la rodilla. Coloca una tablilla y vendaje en el área
afectada para estabilizarla.
Así prevendrás los movimientos innecesarios y evitarás
un daño mayor a los tejidos y los músculos. Habla con tu doctor acerca de qué
métodos de inmovilización es el más recomendable para tu caso.
3. Rodillas entumecidas
La ciática produce entumecimiento u hormigueo
por detrás de las rodillas.
Aunque no se trata de una enfermedad como tal, es un daño
del nervio ciático, que es el que inicia en la región lumbar y baja por la
parte posterior de cada pierna. Cuando esto sucede, el dolor es tan fuerte que
imposibilita el movimiento de la persona.
Al acudir a tu médico, te puede recomendar aplicar calor o
hielo en el área que presenta el dolor, para reducir la inflamación. Es
importante que coloques hielo durante las primeras 48 a 72 horas y
luego uses calor.
¡Pero no te asustes! Mayormente la ciática deja de
existir, siempre y cuando se sigan los cuidados adecuados de terapia física. Sin
embargo, este problema de salud puede regresar, así que no te confíes.
4. La rodilla se siente caliente
Así como la ciática, los coágulos sanguíneos
producen dolor detrás de la rodilla acompañado de calor.
Estos coágulos pueden ocurrir por:
- Obesidad.
Si tienes algunos kilos extra y las rodillas han comenzado a dolerte es
importante que trates de realizar una actividad física sencilla, como
caminar.
- Menopausia.
- Fractura
de un hueso.
- Una
caída.
- Un
accidente.
- El embarazo.
- Control
de la natalidad.
- La
inmovilidad. Si tienes un empleo que te obliga a estar sentado varias
horas seguidas es importante que cada poco tiempo te levantes y
camines un poco. También puedes hacer ejercicios de estiramiento.
Si piensas viajar varias horas en avión o auto es importante
que trates de mantener en movimiento las piernas y los músculos de la
pantorrilla.
Sentir calor y el dolor directamente en la parte de atrás de
la rodilla, es un aviso de tus rodillas de que se está formando un coágulo.
Los coágulos pueden llegar a ser potencialmente
mortales en algunas ocasiones. Cuando la persona se ve en peligro, por
necesidad debe tomar anticoagulantes.
No obstante, la medicación debe tomarse siempre
sobre supervisión médica. No te auto mediques.
Ahora que conoces algunas de las enfermedades que producen
dolor en la rodilla, te resultará mucho más fácil encontrar un
tratamiento.
Si tus rodillas hablaran ¿te dirían alguna de estas cosas?
Si es así, ya sabes qué enfermedad o problema de salud podrías estar
presentando.
Y aunque lo sepas, no olvides visitar a tu médico: él puede
darte un diagnóstico con más detalle.
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