Cuando el profesional a cargo de los controles médicos del embarazo de una mujer comprueba por estudios, que el feto no tiene una posición óptima para su nacimiento, ya sea que esté de nalgas o atravesado, lo más seguro o inevitable es que programe una cirugía de cesárea para atender ese nacimiento.
Según estadísticas, entre un 3 y un 4% de los fetos se encuentran en posición podálica (las nalgas hacia abajo). El 90% de estos bebés nacen por una cesárea programada, porque el médico no se tomará el trabajo en buscar que el bebé consiga la posición de cabeza, que es la óptima y adecuada para tener un parto natural, o un parto con la menor intervención posible y evitarse una cesárea.
Sin embargo, hay médicos que sí intentan hacer que los bebés se giren cabeza abajo, mediante el método de la versión cefálica externa (VCE) como se muestra en el vídeo siguiente.
Es una técnica mediante la cual básicamente el ginecólogo intenta recolocar al bebé manualmente desde fuera. Es decir, aplicando presión sobre la barriga de la madre o con un leve masaje.
La VCE es segura y frecuentemente efectiva, pero es incómoda y las mujeres podrían desear intentar otras opciones para girar a su bebé.
La opción bioenergética para girar al bebé
Para mover al feto a una posición óptima para su nacimiento la bioenergética china nos brinda otra opción, que mueve la energía a un nivel profundo usando calor en un punto de acupuntura y que no causa molestias de ninguna clase.
El punto estimulado es el punto 67 del meridiano de la vejiga (V67) que al estimularse con el calor mueve la energía a través de este canal hacia el útero, relaja las paredes del mismo permitiendo más movilidad y estimulando al bebé para que se mueva y se de la vuelta por si mismo.
Este punto está ubicado en la parte exterior del dedo pequeño o meñique del pie, exactamente en el ángulo superior de la uña.
La técnica para conseguir la reubicación correcta del bebé, consiste en encender una moxa (un puro de artemisa vulgaris) y calentar este punto durante 15 a 20 minutos todos los días durante 2 semanas.
El tratamiento se empieza habitualmente entre las 28 y 34 semanas de embarazo.
El calor provoca la liberación de dos hormonas del embarazo (estrógeno placentario y prostaglandinas), que relajan las paredes uterinas. Estas relajaciones pueden estimular que el bebé se mueva (Cardini & Weixin, 1998).
Hay evidencias de que el bebé comienza a moverse y patalear a los pocos minutos del tratamiento con moxibustión. Esta técnica es relajante y segura tanto para la madre como para el bebé. ¡Y funciona!
En la primera terapia de moxibustión le mostraremos a la paciente la técnica para que la pueda repetir en su casa y luego le proporcionaremos los palos de moxa para que se los pueda llevar a casa y se haga la terapia por sí misma o se la haga su pareja o acompañante durante los siguientes 10 o 13 días siguientes.
Por: +Joaquín Teheran Lora
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