Es posible que las toxinas se estén acumulando en los tejidos grasos y conlleven a que su hígado no funcione correctamente. Este órgano vital es el responsable de filtrar los desechos del cuerpo para su eliminación; ayuda a digerir los alimentos, a procesar los nutrientes y a almacenar las vitaminas y minerales esenciales.
“Un hígado en malas condiciones, que está enfermo o es lento, deja de cumplir a cabalidad sus actividades, no logra procesar las toxinas a la velocidad necesaria y así estas se acumulan en la sangre, causando enfermedades”, explica el doctor Arturo O’Byrne, experto en medicina biológica, homeopatía y homotoxicología.
Por eso, si el trabajo del hígado es lento, las toxinas se acumulan y se almacenan en el tejido graso. Existen varios síntomas que se reflejan en nuestro organismo cuando el hígado está estresado. Por ejemplo:
- Fatiga crónica
- Ansiedad o depresión
- Letargo
- Dolores de cabeza recurrentes
- Problemas de digestión
- Dolor muscular o articular crónico
- Transpiración excesiva
- Acné o anomalías en la piel
- Gases, distensión y dolor abdominal, estreñimiento
- Diarrea
- Desequilibrios hormonales
- Mal aliento crónico
- Aumento de peso sin explicación
Cuando estos síntomas están presentes, a muchas personas les resulta difícil deshacerse de esos kilos de más aun siguiendo una dieta saludable y la práctica de ejercicio.
Sugerencias importantes
Para la mejora de la función hepática es importante mantener una alimentación sana y realizar ciertos cambios que ayudan a no sobrecargar el trabajo del hígado:
- Evite los alimentos procesados e intente consumir alimentos orgánicos que no contengan sustancias tóxicas.
- Siga una dieta balanceada que incluya alimentos integrales, proteínas animales y vegetales de alta calidad, granos, alimentos fermentados, grasas saludables, frutos secos y semillas.
- Elimine de su dieta los aceites inflamatorios como el de canola, maíz, soya, semilla de algodón, cártamo o girasol.
- Beba suficiente agua.
- Aumente el consumo de grasas saludables.
- Obtenga a través de la dieta la suficiente cantidad de fibra mediante el consumo de alimentos integrales, semillas de chía, alcachofas, aguacate, brócoli y coles de Bruselas, entre otros.
- Elimine los azúcares refinados.
- Restrinja el consumo de fructosa a 20 g – 25 g por día.
- Aumente el consumo de verduras de hoja verde ya que contienen magnesio, ácido fólico, vitamina C y vitamina B que mejoran la función hepática.
- Incluya fuentes de origen vegetal como espinaca cruda, perejil, repollo o remolacha.
- Consuma alimentos que sean buena fuente de azufre, como brócoli, ajo, cebolla, espárragos o col rizada.
- Elimine el consumo de alcohol.
- Incluya alcachofas, cúrcuma y cardo mariano, alimentos que protegen y apoyan la función hepática por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, además cuidan las células del hígado del daño que pueden causar virus o toxinas provenientes del alcohol.
Cuide su hígado naturalmente
Estas son algunas de las medidas que puede seguir a diario para apoyar la función del hígado.
Terapia de drenaje de colon: está basada en una dieta alimentaria especial de tres semanas que tiene como propósito limpiar los residuos acumulados en el hígado y en el colon. Consulte con su médico biológico sobre este régimen nutricional que debe tener control periódico.
Infusiones depurativas: la medicina biológica, nos dice que el primer paso para tratar cualquier enfermedad, primero es “desintoxicar”. Así pues, para evitar enfermar a causa de una enfermedad hepática, es indispensable que al menos una o dos veces al mes, llevemos a cabo una cura depurativa mediante extractos de plantas. Entre las infusiones que se pueden preparar para tal fin están las de alcachofa, cardo mariano, savia, diente de león, jengibre y boldo. Solo debe poner una cucharadita de hojas secas o una porción pequeña de la planta en una taza de agua hirviendo. Déjela reposar y tómela después de las comidas.
Frutas y verduras: estos son los alimentos más poderosos para curar el hígado, pues ayudan a limpiarlo y repararlo, de manera que puede atrapar y eliminar más eficientemente excesos de grasa y otro tipo de toxinas.
Tratamientos antihomotóxicos: con medicamentos destinados a la biorregulación de las funciones del hígado que protegen los hepatocitos frente al daño que podrían causarles ciertas homotoxinas; tienen efecto inmunomodulador y antioxidante, así mismo, prestan apoyo a la vesícula biliar y el flujo de la bilis.
“Este tipo de medicamentos busca que el hígado cumpla sus funciones o las recupere, todo ello, sin causar efectos colaterales adversos. No obstante, lo realmente fundamental es el autocuidado con un estilo de vida que no le aporte grandes cantidades de toxinas al cuerpo, ser conscientes de lo que ingerimos y de cómo vivimos. Cuidar el hígado como centro de vida puede ser la cura para muchos males”, concluye el doctor O’Byrne. Leer más en: El hígado: como vivir para no enfermarse
El hígado es un órgano de suma relevancia para lograr el equilibrio y la salud, así que cuídelo y acuda a lo natural para hacerlo.
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