¿Realmente necesitas consumir suplementos? Seguramente te has hecho esta pregunta más de una vez. Existe mucho recelo o escepticismo con los suplementos. Muchas personas los defienden y otros los condenan. Probablemente hayas sido víctima de un entrenador, médico, nutricionista o cualquier persona que te haya querido vender "a juro" un suplemento y esto haya creado en ti la lógica idea de: "me quiere vender algo que no necesito para beneficiarlo a él económicamente". También pudo haber pasado que te dijeron que el producto "tal" tenía efectos milagrosos o atribuyéndole poderes exagerados.
17. Rutinariamente venden vitaminas y otros “suplementos dietéticos” como parte de su práctica
Aunque las vitaminas son útiles como agentes terapéuticos para ciertos problemas de salud, la cantidad de estas condiciones es pequeña. Sin embargo, los profesionales que venden suplementos en sus consultorios siempre los recomiendan inadecuadamente. Además, estos productos tienden a ser significativamente más caros que los similares que venden en las farmacias o incluso que en las tiendas de alimentos saludables. Deberías ignorar cualquier publicación o sitio Web cuyo editor o casa editorial vende suplementos dietéticos.
18. Se promocionan usando lenguaje pseudo-médico
En lugar de prometer la cura de tu enfermedad, algunos charlatanes te prometerán una “desintoxicación”, “purificación” o “revitalizar” tu cuerpo; “balancear” su química o “energía electromagnética”; armonizarlo con la naturaleza; “estimular” o “fortalecer” tu sistema inmunológico; “apoyar” o “rejuvenecer” varios órganos en tu cuerpo; “abrir la habilidad curativa de tu cuerpo”; o simular el poder de tu cuerpo para auto-curarse. Por supuesto, nunca necesitan identificar o hacer medidas válidas de “antes y después” de cualquiera de estos procesos. Estas promociones cumplen con dos propósitos. El primero, debido a que es imposible medir los procesos que los charlatanes tanto aseguran, puede resultar difícil comprobar que están equivocados. Y el segundo, si un charlatán no es médico, el uso de terminología no-médica le puede ayudar a evitar que lo acusen de estar practicando medicina sin licencia –aunque no debería.
Algunas enfoques de la “desintoxicación” explican que los contenidos del intestino se pudren gracias a una estasis (estancamiento) intestinal, lo que produce que se formen toxinas y sean absorbidas por el cuerpo causando un envenenamiento crónico del cuerpo. Esta teoría de “auto-intoxicación” fue popular en el cambio del siglo XX pero fue abandonada por la comunidad científica durante los años 30. Tales “toxinas” nunca han sido encontradas, e investigaciones cuidadosas han demostrado que los hábitos de digestión y de ir al baño pueden cambiar bastante incluso en individuos con buena salud.
Los charlatanes pueden también sugerir que la material fecal se acumula en las paredes del intestino y causa problemas a menos que sea removida por laxantes, irrigación del colon (lavado intestinal), dietas especiales y/o varias hierbas o suplementos alimenticios que “limpian” el cuerpo. La falsedad de estos enfoques es obvia para los doctores que realizan cirugías intestinales o que pueden inspeccionar el interior del intestino largo con instrumentos de diagnóstico. La materia fecal no se adhiere a las paredes intestinales. La irrigación del colon se realiza insertando un tubo en el recto y bombeando hasta 20 galones de agua hacia adentro y hacia fuera. Este tipo de enema no es malo en términos terapéuticos, pero puede causar un desequilibrio electrolítico fatal. También se han reportado casos de muerte debido a perforación e infección del intestino (por equipos contaminados).
19. Usan anécdotas y testimonios para respaldar sus afirmaciones
Todos tendemos a creer lo que otros nos dicen acerca de sus experiencias personales. Pero separar causa y efecto de la mera coincidencia puede ser difícil. Si las personas te dicen que el producto X los ha curado de cáncer, artritis o cualquier otra condición, sé escéptico. Puede ser que realmente no hayan tenido nunca tal condición. Y si fue así, probablemente su recuperación se hubiera dado sin la ayuda el producto X. La mayoría de los episodios simples de una enfermedad terminan con el paso el tiempo, y muchas enfermedades crónicas tienen períodos sin síntomas. El establecer verdades médicas requiere investigación cuidadosa y repetida con experimentos bien diseñados y sin reportes de coincidencias mal percibidas como causa y efecto. Por eso es que la evidencia por testimonios está prohibida en los artículos científicos, no se admite en las Cortes y no se usa para evaluar si una medicina debe ser vendida legalmente. (Imagina qué sucedería si la Administración de Drogas y Alimentos – FDA en inglés – decide que sus pruebas clínicas son muy costosas y que por ende la aprobación de medicamentos se basará en cartas de testimonios o entrevistas con algunos pacientes).
Nunca subestimes el grado en que las personas pueden ser engañadas con remedios inútiles. Durante el principio de los 1940s, varios miles de personas se convencieron de que el “glioxilato” (glyoxylide en inglés) podía curar el cáncer. Sin embargo, los análisis demostraron que era simplemente ¡agua destilada! Muchos años antes de eso, cuando el arsénico era usado como “tónico”, cantidades innumerables de personas le tenían una fe ciega a pesar de que los estuviera envenenando lentamente.
Los síntomas psicosomáticos (las reacciones del cuerpo a la tensión) son frecuentemente aliviados por cualquier cosa que se tome creyendo (o con la sugerencia) de que funcionará. El cansancio y otros dolores menores pueden responder a cualquier “remedio falso” que alguien nos recomiende con entusiasmo. Para estos problemas, a veces incluso los médicos pueden recetar placebos. Un placebo es una sustancia que no tiene un efecto farmacológico en la condición para la que se toma, pero se da para satisfacer a un paciente que cree que realmente es una medicina. Las vitaminas (como las inyecciones de B12) se utilizan frecuentemente de esta manera.
Los placebos actúan por sugestión. Desafortunadamente algunos médicos creen en el bombo publicitario o se confunden con sus propias observaciones y “creen en las vitaminas” más allá de las que provee una buena dieta. Los que comparten esas creencias falsas lo hacen porque confunden coincidencia o “acción del placebo” con causa y efecto.
20. Aseguran que el azúcar es un veneno mortal
Muchos promotores de vitaminas nos quieren hacer creer que el azúcar refinada (blanca) es “el asesino en la mesa del desayuno” y es la causa subyacente de todo, desde enfermedades del corazón hasta hipoglucemia. Sin embargo, la verdad es que cuando el azúcar se usa con moderación como parte de una dieta normal y balaceada, es una fuente de calorías y placer gastronómico perfectamente segura. El azúcar sí puede incidir en las caries dentales, pero en ese caso lo que cuenta no es cuánta azúcar comes, sino cuánto tiempo cualquier carbohidrato comestible (que se convierte en azúcar) permanece en contacto con tus dientes. Esto depende entonces de cuán pegajosa es la comida, del tipo de bacteria que haya en tus dientes y de cómo es tu higiene bucal.
21. Mencionan certificados y referencias no reconocidos por científicos responsables o educadores
La columna vertebral de la integridad de la educación en Estados Unidos es un sistema de acreditación de agencias reconocidas por la Secretaría de Educación de Estados Unidos o por el Consejo de Acreditación en Educación Superior (CHEA por sus siglas en inglés), el cual es una agencia de coordinación no gubernamental. Los “grados o títulos” otorgados por escuelas no acreditadas raras veces valen más que el papel en el que están impresos.
En el campo de la salud, ninguna escuela no acreditada puede calificar a personas para que den consejos valiosos. Pero desafortunadamente la posesión de un título acreditado no siempre garantiza que una persona pueda ser confiable. Algunas escuelas que enseñan métodos no-científicos (quiropráctica, naturopatía, acupuntura y hasta métodos nutricionales de charlatanería) han recibido acreditación. Y lo que es peor, un pequeño porcentaje de individuos educados en instituciones de buena reputación (como escuelas de medicina y odontología, o universidades acreditadas) se han alejado del pensamiento científico.
Desde que los charlatanes trabajan por fuera de la comunidad científica, también tienden a formar sus propias organizaciones “profesionales”. En algunos casos, el único requisito de membresía es pagar una cuota. Nosotros y otros que conocemos hemos conseguido “membresías profesionales” muy cotizadas para nuestras mascotas con sólo inscribir el nombre y la dirección, y enviar un cheque de $50. No asumas que todos los grupos con nombres que suenan científicos son respetables. Entérate mejor si su pensamiento y orientación son científicos.
Algunos charlatanes se promocionan a sí mismo o a sus productos con frases excepcionales como “el nutricionista más importante del mundo” o “el líder en nutrición de Estados Unidos”. No hay ninguna ley en contra de esta táctica comercial, así como no hay leyes en contra de llamarse a sí mismo “el mejor amante del mundo”. Sin embargo, la comunidad científica no reconoce estos títulos. Definirse como “Nominado al Premio Nobel” también es falso y puede significar que alguien se ha nominado a sí mismo o pidió a un colega cercano que lo nominara.
Incluso, hay certificaciones legítimas que pueden usarse para confundir. El “Premio de Reconocimiento al Médico” de la Asociación Médica de Estados Unidos (AMA por sus siglas en inglés), requiere la participación por 150 horas en un programa de educación continuada por un período de 3 años y el pago de una pequeña inscripción. La mayoría de los médicos en ejercicio cumplen con este estándar educativo porque es necesario estudiar para mantenerse actualizados. Los hospitales acreditados lo solicitan para mantener los privilegios de su personal, y algunos Estados lo exigen para renovar las licencias. Sin embargo, los médicos que hacen esto ni siquiera se molestan por conseguir el certificado de AMA. Como el premio no refleja ningún logro especial o especialización, no es adecuado usarlo para promocionarse a sí mismo.
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